El papel del colibrí en la polinización es clave para muchas plantas; tanto es así que si no fuera por esta ave, muchas de ellas no podrían reproducirse
Si tenemos que hablar de un ave maravillosa, sin duda la más pequeña del mundo se queda con el primer lugar. En este artículo te contaremos todo lo que debes saber sobre el proceso de polinización y migración del colibrí, un animal más que valioso.
También llamado picaflor o zunzún, es el ave más pequeña del mundo y su peso oscila entre los 2 y los 20 gramos.Es conocido por sus hermosos y estridentes colores, así como también por su veloz aleteo y su ‘chirrido’ cuando va de flor en flor.
Otra de las características sobresalientes de los colibríes es que, a diferencia de otras aves, pueden moverse en todas direcciones, incluido hacia atrás o boca abajo.
El colibrí y la polinización
Al igual que sucede con las abejas, los colibríes van de flor en flor y contribuyen en la polinización de muchas especies. Incluso sin la ayuda de esta pequeña ave colorido no podría llevarse a cabo la reproducción de muchas plantas.
Estas aves nectarívoras se relacionan más que bien con las flores ornitófilas a las que polinizan. El colibrí frecuenta sitios donde puede conseguir plantas como madreselvas o rosas chinas –cualquiera que tenga corola de forma tubular y sea de colores rojizos, naranjas o rosadas llamará su atención– de las cuales se alimenta de su néctar.
Puede calcular la cantidad de azúcar que presenta cada flor y elegirla o descartarla según las necesidades de ese momento. Para ello, utiliza el pico, alargado, fino y recto.
Y, aunque no lo creas, un colibrí puede visitar más de 1 000 flores en un mismo día en busca de alimento. Necesitará de 60 flores repletas de néctar para reponer la energía que usa para volar y desplazarse.
La ‘ayuda’ entre colibríes y plantas es mutua. Por un lado, las flores son polinizadas gracias a esta pequeña ave y, por el otro, las plantas se convierten en alimento y hasta en medicina para estos hermosos ejemplares coloridos.
Debemos tener en cuenta que, cuando un colibrí está rondando las flores de nuestro jardín, cumple con su papel biológico. Cuando introduce el pico y la cabeza en una flor, además de succionar el néctar, se cubre de polen, el cual también se adhiere al cuerpo y las plumas.
Luego emprende su vuelo y se dirige hacia otra flor. Nuevamente se introduce en el interior y ‘deposita’ allí el polen que lo cubría. Es necesario saber que en el polen se encuentran los gametos masculinos de las plantas y que deben tener contacto con los ejemplares hembra para llevar a cabo la reproducción. ¡Gracias al colibrí se produce la fecundación que dará lugar a nuevos frutos y flores!
La migración del colibrí
Estas aves son originarias del continente americano casi en su totalidad, aunque prefieren sitios tropicales del sur. Sin embargo, también están presentes en Alaska o en Tierra del Fuego.
Durante las épocas frías del año los colibríes pueden migrar en un vuelo de hasta 800 kilómetros para buscar sitios más cálidos. Una de las zonas elegidas para pasar el invierno es el Golfo de México, un sitio sin duda preferido por los que realizan avistaje de aves.
Si bien los colibríes no hibernan, pueden elegir este tipo de conservación de energía si no encuentran alimento en varios kilómetros a la redonda. Para ello ralentizan su metabolismo, reducen su temperatura corporal de 41 a 9°C y vuelan más despacio de lo habitual.
Durante esta etapa, conocida como ‘torpor’, la frecuencia cardíaca disminuye de 1200 a 180 latidos por minuto, como es el caso del colibrí de garganta azul. Sin embargo, esto no quiere decir que dejen de alimentarse en invierno, sino que lo hacen de forma más espaciada.
Aunque puedan parecer muy frágiles debido a su pequeño tamaño, en realidad son aves más que resistentes a las bajas temperaturas. Igualmente, el cambio climático, la tala de árboles y la reducción del bosque o la selva nativa hacen que cada vez más colibríes tengan que emigrar a latitudes lejanas, como las áreas templadas de Canadá donde abundan los arbustos y las flores.
La migración del colibrí no es tan habitual, como sí sucede con otras aves que vuelan apenas las temperaturas comienzan a descender. Esto se debe a que ha podido cambiar sus hábitos y, sobre todo, a sus modificaciones a nivel metabólico… ¡lo que es más que interesante!
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